viernes, 7 de febrero de 2014

Sobre el movimiento de profesores de la UNAM 2014



A la comunidad académica de la Universidad Nacional Autónoma de México:

El movimiento de académicos gestado a partir de la publicación de un subprograma que pone límite de edad para la obtención de una plaza de carrera hiere los intereses de los profesores con aspiraciones a plazas de este tipo pero: ¿Qué hay de los que no aspiramos a estas plazas y queremos mejores condiciones para todos, no para unos cuantos? Celebro que los académicos nos reunamos para mejorar nuestras condiciones de trabajo. Pero hay que tener cuidado con que los movimientos no sean manipulados para favorecer intereses oscuros  o para venganzas y rencillas personales. Hay que tener los objetivos claros y hay que ampliar los horizontes. En primer lugar preguntarnos ¿Qué queremos, revuelta o revolución? Entendiendo por revuelta como un cambio de personas en el poder, en este caso en las plazas de carrera, y revolución como un cambio en el sistema, en las reglas del juego, en la mentalidad colectiva. Porque al final creo que entre los profesores hay dos posturas dentro de este movimiento que no se han definido: Una que pugna por mayor transparencia y justicia en la repartición de las plazas de carrera o de maestros de tiempo completo, y otra que lo que quiere es la desaparición de la figura de maestro de carrera y la repartición de los dineros en forma equitativa, o lo más cercano a este ideal  que se pueda. Esta segunda aún no se ha definido por completo, pero está latente. Y es que lo peligroso de un movimiento de profesores, en un sistema como el nuestro, es que al final, y si es que el movimiento “triunfa”, mágicamente a algunos de los líderes del movimiento se les concede su plaza de carrera y todo se arregla con cañonazos de 50,000 pesos , como decía Obregón, y algunos contentos y los demás igual que siempre. Este es un llamado a que hagamos revolución y no revuelta. Ataquemos el sistema, no solo a las personas que lo detentan.
A raíz del Subprograma de jóvenes académicos se ha hablado de discriminación y de derechos humanos por el límite de edad que tiene el programa que ha provocado un escándalo entre algunos académicos porque coarta la ilusión de los mayores de 37 y 39 años para ser propuestos en este subprograma. Dejémonos de medias tintas y volteemos a ver el elefante blanco: la existencia de  plazas de carrera junto a plazas de asignatura nos lastima y nos lesiona como comunidad y como individuos y reproduce el sistema capitalista neoliberal criminal e injusto al interior de nuestra escuela ya que tenemos que convivir en el mismo centro de trabajo, haciendo lo mismo, en términos de “compañeros”, profesores de asignatura, que ganan desde 1,500 hasta 15,000 pesos, dependiendo de sus horas, con profesores de carrera, que ganan desde 25,000 hasta 120,000 pesos, que hacen lo mismo o menos por que tienen menor carga horaria y mejores condiciones pero  supuestamente se lo han ganado y por lo mismo tienen más prestigio. Y no niego que la mayoría de los profesores de carrera que conozco son excelentes profesores y seres humanos, pero lo mismo digo de mis compañeros de asignatura y mi pleito no es contra nadie en particular si no contra la institución, el sistema, las reglas del juego, que provocan este orden de cosas que es ofensivo y que hiere los derechos humanos de las personas. La desigualdad es el principio de la discriminación y la discriminación el principio de la injusticia. La existencia de las plazas de carrera, sean a contrato, por concurso, por artículo 51 o por el subprograma de jóvenes académicos, lastima, divide y lesiona a la comunidad académica.
 Los profesores abajo firmantes nos pronunciamos en contra de la nueva creación de plazas de carrera y exigimos que el dinero que la UNAM se ahorre de los profesores que se retiren sea empleado en aumentar directamente el salario de los profesores de asignatura, que actualmente es de los más bajos, a comparación de otras instituciones como Bachilleres o las preparatorias del Distrito Federal. Exigimos cambiar este sistema de estímulos, por uno que en verdad dé oportunidad a todos de mejorar su situación económica, sin depender de la aprobación de las autoridades ni de concursos que nos ponen a pelear como perros por un hueso. Exigimos que se reduzca sustancialmente, al menos un 40% el sueldo de rector, directores y funcionarios, para que nos gobierne gente con vocación, no con ambición y para que ese dinero sirva para dignificar el trabajo académico. Por una Universidad que transforme la realidad, no que la reproduzca ciegamente. Creemos que la simple abrogación del subprograma de jóvenes académicos no cambiará la situación de la mayoría de los profesores. Por una revolución, que implica un cambio de mentalidad individual y comunal. Arrojemos, en primer lugar, fuera de nosotros mismos  la ambición individual, a la plaza de carrera, a los puestos políticos, y remplasemosla por una ambición comunitaria, que nos mueva a soñar en una universidad en la que la motivación para hacer mejor las cosas no sea la avaricia individual si no el bien común. Nuestro trabajo lleva en si mismo su recompensa que es el mejoramiento del mundo, de los jóvenes
Los profesores abajo firmantes renunciamos a la aspiración a una plaza de carrera pero exigimos que se nos aumente el sueldo en proporción al dinero que la UNAM se ahorraría en concursos y sueldos para proporcionarnos un hueso que nos divida. Que se fomente económicamente el trabajo académico en comunidad y para la comunidad, como la creación de materiales de trabajo, antologías, guías, libros, conferencias, foros actividades multidisiplinarias etc. y se dejen de lado los famosos “Concursos” que aportan muy poco a  mejorar nuestro trabajo académico y que en muchos casos lo lesionan. Exigimos que mediante un cálculo matemático que tome en cuenta el sueldo de los profesores de carrera que se retiran se nos aumente el sueldo a los de asignatura, aunque sea poco pero a todos hasta desaparecer con esta figura y canalizar los recursos para sueldos de la docencia de la manera más equitativa posible.
No queremos que nuestro movimiento sea de profesores resentidos por que no les han dado su plaza. Queremos que sea de profesores conscientes de que ese no es el camino para hacer una mejor Universidad. Los Ceceaches vivieron la experiencia del trabajo comunitario unos años, antes de que entraran estas plazas de carrera  a dividir, y se cuenta que el trabajo  académico era de mayor calidad y con mayor compromiso. Que los cursos para maestros no eran obligatorios, que los profesores los exigían; que la realización de materiales de trabajo era un trabajo común, por el bien de la institución y no por los puntos que me prodigue, que las relaciones entre profesores eran más fraternas, no contaminadas por la semilla de la discordia etc.
Recursos si hay. Que el equipo de Futbol Pumas de la universidad pague las contribuciones que le debe dar a la institución y se nos dé a los trabajadores de la UNAM un bono anual a cuenta del equipo de futbol, que se generen recursos por patentes, derechos de autor y demás productos que se producen dentro del ámbito universitario. Que la Universidad no sea el botín de unos cuantos. Por que crezca el espíritu universitario y se prodigue en abundancia entre la raza. 

Por mi raza hablará el espíritu,

 Fabián González Hernández.

1 comentario:

  1. Compañero, gracias por expresar de forma tan certera la forma de pensar de buena parte de los integrantes de la comunidad universitaria.

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