A
la comunidad académica de la Universidad Nacional Autónoma de México:
El
movimiento de académicos gestado a partir de la publicación de un subprograma
que pone límite de edad para la obtención de una plaza de carrera hiere los
intereses de los profesores con aspiraciones a plazas de este tipo pero: ¿Qué
hay de los que no aspiramos a estas plazas y queremos mejores condiciones para
todos, no para unos cuantos? Celebro que los académicos nos reunamos para
mejorar nuestras condiciones de trabajo. Pero hay que tener cuidado con que los
movimientos no sean manipulados para favorecer intereses oscuros o para venganzas y rencillas personales. Hay
que tener los objetivos claros y hay que ampliar los horizontes. En primer
lugar preguntarnos ¿Qué queremos, revuelta o revolución? Entendiendo por
revuelta como un cambio de personas en el poder, en este caso en las plazas de
carrera, y revolución como un cambio en el sistema, en las reglas del juego, en
la mentalidad colectiva. Porque al final creo que entre los profesores hay dos
posturas dentro de este movimiento que no se han definido: Una que pugna por
mayor transparencia y justicia en la repartición de las plazas de carrera o de
maestros de tiempo completo, y otra que lo que quiere es la desaparición de la
figura de maestro de carrera y la repartición de los dineros en forma
equitativa, o lo más cercano a este ideal
que se pueda. Esta segunda aún no se ha definido por completo, pero está
latente. Y es que lo peligroso de un movimiento de profesores, en un sistema
como el nuestro, es que al final, y si es que el movimiento “triunfa”,
mágicamente a algunos de los líderes del movimiento se les concede su plaza de
carrera y todo se arregla con cañonazos de 50,000 pesos , como decía Obregón, y
algunos contentos y los demás igual que siempre. Este es un llamado a que
hagamos revolución y no revuelta. Ataquemos el sistema, no solo a las personas
que lo detentan.
A
raíz del Subprograma de jóvenes académicos se ha hablado de discriminación y de
derechos humanos por el límite de edad que tiene el programa que ha provocado
un escándalo entre algunos académicos porque coarta la ilusión de los mayores
de 37 y 39 años para ser propuestos en este subprograma. Dejémonos de medias
tintas y volteemos a ver el elefante blanco: la existencia de plazas de carrera junto a plazas de asignatura
nos lastima y nos lesiona como comunidad y como individuos y reproduce el
sistema capitalista neoliberal criminal e injusto al interior de nuestra
escuela ya que tenemos que convivir en el mismo centro de trabajo, haciendo lo
mismo, en términos de “compañeros”, profesores de asignatura, que ganan desde 1,500
hasta 15,000 pesos, dependiendo de sus horas, con profesores de carrera, que
ganan desde 25,000 hasta 120,000 pesos, que hacen lo mismo o menos por que
tienen menor carga horaria y mejores condiciones pero supuestamente se lo han ganado y por lo mismo
tienen más prestigio. Y no niego que la mayoría de los profesores de carrera
que conozco son excelentes profesores y seres humanos, pero lo mismo digo de
mis compañeros de asignatura y mi pleito no es contra nadie en particular si no
contra la institución, el sistema, las reglas del juego, que provocan este
orden de cosas que es ofensivo y que hiere los derechos humanos de las
personas. La desigualdad es el principio de la discriminación y la
discriminación el principio de la injusticia. La existencia de las plazas de
carrera, sean a contrato, por concurso, por artículo 51 o por el subprograma de
jóvenes académicos, lastima, divide y lesiona a la comunidad académica.
Los profesores abajo firmantes nos
pronunciamos en contra de la nueva creación de plazas de carrera y exigimos que
el dinero que la UNAM se ahorre de los profesores que se retiren sea empleado
en aumentar directamente el salario de los profesores de asignatura, que
actualmente es de los más bajos, a comparación de otras instituciones como
Bachilleres o las preparatorias del Distrito Federal. Exigimos cambiar este
sistema de estímulos, por uno que en verdad dé oportunidad a todos de mejorar
su situación económica, sin depender de la aprobación de las autoridades ni de
concursos que nos ponen a pelear como perros por un hueso. Exigimos que se
reduzca sustancialmente, al menos un 40% el sueldo de rector, directores y
funcionarios, para que nos gobierne gente con vocación, no con ambición y para
que ese dinero sirva para dignificar el trabajo académico. Por una Universidad
que transforme la realidad, no que la reproduzca ciegamente. Creemos que la simple
abrogación del subprograma de jóvenes académicos no cambiará la situación de la
mayoría de los profesores. Por una revolución, que implica un cambio de
mentalidad individual y comunal. Arrojemos, en primer lugar, fuera de nosotros
mismos la ambición individual, a la
plaza de carrera, a los puestos políticos, y remplasemosla por una ambición
comunitaria, que nos mueva a soñar en una universidad en la que la motivación
para hacer mejor las cosas no sea la avaricia individual si no el bien común. Nuestro
trabajo lleva en si mismo su recompensa que es el mejoramiento del mundo, de
los jóvenes
Los
profesores abajo firmantes renunciamos a la aspiración a una plaza de carrera
pero exigimos que se nos aumente el sueldo en proporción al dinero que la UNAM
se ahorraría en concursos y sueldos para proporcionarnos un hueso que nos
divida. Que se fomente económicamente el trabajo académico en comunidad y para
la comunidad, como la creación de materiales de trabajo, antologías, guías, libros,
conferencias, foros actividades multidisiplinarias etc. y se dejen de lado los
famosos “Concursos” que aportan muy poco a mejorar nuestro trabajo académico y que en
muchos casos lo lesionan. Exigimos que mediante un cálculo matemático que tome
en cuenta el sueldo de los profesores de carrera que se retiran se nos aumente
el sueldo a los de asignatura, aunque sea poco pero a todos hasta desaparecer
con esta figura y canalizar los recursos para sueldos de la docencia de la
manera más equitativa posible.
No
queremos que nuestro movimiento sea de profesores resentidos por que no les han
dado su plaza. Queremos que sea de profesores conscientes de que ese no es el
camino para hacer una mejor Universidad. Los Ceceaches vivieron la experiencia
del trabajo comunitario unos años, antes de que entraran estas plazas de
carrera a dividir, y se cuenta que el
trabajo académico era de mayor calidad y
con mayor compromiso. Que los cursos para maestros no eran obligatorios, que
los profesores los exigían; que la realización de materiales de trabajo era un
trabajo común, por el bien de la institución y no por los puntos que me
prodigue, que las relaciones entre profesores eran más fraternas, no
contaminadas por la semilla de la discordia etc.
Recursos
si hay. Que el equipo de Futbol Pumas de la universidad pague las
contribuciones que le debe dar a la institución y se nos dé a los trabajadores
de la UNAM un bono anual a cuenta del equipo de futbol, que se generen recursos
por patentes, derechos de autor y demás productos que se producen dentro del
ámbito universitario. Que la Universidad no sea el botín de unos cuantos. Por
que crezca el espíritu universitario y se prodigue en abundancia entre la raza.
Por mi raza hablará el espíritu,
Fabián González Hernández.
Fabián González Hernández.
Compañero, gracias por expresar de forma tan certera la forma de pensar de buena parte de los integrantes de la comunidad universitaria.
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