jueves, 7 de agosto de 2014

¿Es el CCH un proyecto romántico?



¿Es el CCH un proyecto romántico?  Yo estaría inclinado a  decir que si, por que en buena medida su proyecto original es fruto de una época en la que la voluntad de los hombres estaba movida más por los intereses de la comunidad  que por los de la individualidad, y el CCh surge como bastión para ayudar a la justicia dándole oportunidad de estudiar a más seres humanos. Pero primero debo definir el término “Romanticismo”, que es una corriente de pensamiento, sentimiento o voluntad humana, que tiene su clímax a finales del siglo XVIII con dos acontecimientos políticos que marcan su curso: La independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa. En el romanticismo da inicio políticamente el nuevo paradigma, que quita a la iglesia como centro de la vida del hombre, y pone en su lugar a la libertad, la razón, al hombre mismo, convirtiéndose los estados nacionales en herederos del antiguo paradigma.
El Clasicismo pone las bases para el nuevo paradigma, con los enciclopedistas franceses y la pasión por la ciencia, la razón y la verdad oculta tras el paradigma de la iglesia católica, pero el salto al vacio no se da hasta la muerte de los reyes franceses a manos del pueblo, o tercer poder, que surge como poder hegemónico y se acaba imponiendo, de una u otra forma, en todo el mundo, sobre los otros dos, en muchos casos sin destruirlos, en otros si, como Lenin con los zares o Mao convirtiendo en jardinero al emperador siendo las guerras de liberales contra conservadores que se dan en toda Latinoamérica, ejemplo este enfrentamiento al nivel de la periferia.
La revolución francesa, con muerte del rey incluida es de los acontecimientos políticos más importantes en los últimos 5000 años, debido a la radicalidad de su proceder, que se comió a sus mismos hijos y que al final de cuentas no pudo realizar un paradigma tan distinto al anterior, siendo Napoleón el ejemplo de lo que digo, quien se autoproclamó emperador, colocándose él solito la corona, no dejando que el Papa lo hiciera, pero proclamándose emperador al fin. La comuna de Paris y el primer Napoleón significan la vanguardia del romanticismo, que a nivel de la vida humana común y corriente se traducen en un periodo en que se cimbran las bases del sistema político y dejan de ser los derechos de nacimiento las únicas razones por las que un hombre  puede  llegar hasta las más altas esferas del Poder.
En Rojo y Negro Sthendal ejemplifica con la vida de Julian Sorell el caso de un hombre que a pesar de los pesares fue aceptado en las altas esferas del poder, y esto en buena medida a la época que le tocó vivir, que entre otras cosas cuestionaba la inferencia de Dios en asuntos del corazón, y hay una guerra entre lo que manda el Padre confesor y lo que siente Matilde, quien se ve obligada por la iglesia a perjudicar a Julian, pero luego se arrepiente y le da mayor importancia a lo que siente su corazón, sin importar las consecuencias sociales.
Y es que el romanticismo es un salto al vacio, en el que sabes lo que no quieres, sabes de que te quieres desprender, tal vez sabes lo que quieres pero no sabes a donde realmente vas a llegar ni como lo vas a conseguir. Como los que decapitaron a los reyes, dieron un salto al vacio y terminaron decapitados, los que buscan un amor imposible o romantico es muy posible que terminen en tragedia, ya que tienen que inventar al amor, así como los de la comuna tenían que inventar al poder, pero el poder no surge de la nada y es como una serpiente que se muerde la cola, ya que para mantener el poder es necesario traicionar los principios por los que a veces se llega a él, y su conservación constituye una traición a los principios por los que se supone se detenta ese poder, como el caso de Benito Juarez, quien en nombre de defender a la patria aprobó el tratado Mclean-Ocampo, que prácticamente regalaba el Ismo de Tehuantepec a los estadounidenses.    
Entonces pues, el romanticismo es un sentimiento que se propala posterior a las revoluciones, momento cumbre de la libertad humana, ya que permite soñar con nuevos mundos posibles que podrán surgir a la caída del régimen que se está aboliendo. Y volviendo a la pregunta del principio de si el CCH es o no un proyecto romántico, vemos que, en buena medida esta institución es fruto de la revolución de los sesentas, que si bien no le cortó la cabeza a ningún rey, si representó un cambio en la vida de los seres humanos en muchos aspectos: en el sexual, el cultural, familiar, etc, y el CCH era parte de las demandas que exigía esta nueva sociedad que se podía formar a partir de esta revolución, que con el descubrimiento de la penicilina terminó con la Sífilis, enfermedad de contagio sexual que frenaba las conductas sexuales con distintas parejas, entre otras enfermedades lo que también provocó una generación de jóvenes abundante, quienes exigían suficientes oportunidades de poder estudiar una carrera universitaria, de los únicos medios decentes de asenso social y económico en México. Otro cambio significativo que se dio en la revolución de los sesentas fue que si bien no se derrotó a la autoridad política de los estados, si se atacó a la autoridad del padre dentro de la familia, ya que entre otros movimientos se desarrolló el de la liberación de la mujer o feminismo, que poco mas o menos compete a la mitad de la especie humana, así como el movimiento de rebeldía juvenil que entre otras cosas también se rebela en contra de esta autoridad.
La revolución de los 60´s, reprimida antes de su gestación en México, o tal vez provocada por los poderes oscuros que nos dirigen,  creada en laboratorio para encontrar su vacuna, marcó bien que mal a nuestras sociedades para siempre, y el CCH fue fruto de esta revolución y es un proyecto romántico por que se da en una encrucijada histórica en la que se pretendía cambiar el mundo y el cch aportaba su granito de arena, por un lado dando la oportunidad de acceder al estudio de una carrera universitaria a una mayor población, con los cuatro turnos, y con un paradigma de enseñanza aprendizaje que ponderaba la acción directa de los alumnos en su proceso educativo, tornando hombres más sujeto y no tanto objeto de su medio ambiente, que a la vez que se hacían partícipes en el proceso de su aprendizaje, esto los iba a hacer partícipes en la transformación de su mundo.
Pero ya sabemos, el proyecto original no fue llevado a su conclusión, y en vez de 10 fueron 5 CCH´s, y en vez de 4 ahora son dos turnos, y ya se “descartaron” todos los libros de Marxismo y cosa que se le parezca de la biblioteca y el realismo se impuso al romanticismo, y no solo el realismo, el modernismo, posmodernismo y neoliberalismo que tienen al CCH romántico casi al borde de la extinción quedando cada vez menos bastiones que defiendan aquel proyecto que tenía entre sus aspiraciones formar no solo ciudadanos útiles, si no también conscientes de su entorno, y que en sus primeras generaciones abarrotaban con sus contingentes las marchas de protesta…  
Con el tiempo en CCH fue perdiendo ese espíritu romántico debido entre otros factores a la invasión de drogas en las instalaciones de los planteles, que fueron convirtiendo la imagen del cchero más cercana a la de drogadicto que a la de sedicioso político, y que con el trabajo de agentes del gobierno se fueron desvirtuado acciones de tipo político entre la población estudiantil, de trabajadores y de profesores, como la marcha del 2 de octubre que se llena de provocadores del gobierno, además de la tendencia, general en la UNAM y en nuestro mundo, de adaparnos al sistema, y no hacer que el sistema se adapte a nosotros.
Pensamos “el mundo es así y yo bastante hago con sobrevivir” y nos adaptamos al mundo, y no adaptamos el mundo a nosotros y pensamos que esto es lo correcto. Lo que quiero decir es que la UNAM pudiera ser un semillero de cambio en este país donde tanta falta hace. De la UNAM  se pueden sacar los hombres que se necesitan para mover a México con soberanía y autosuficiencia, pero los lineamientos políticos de nuestra realidad dictan que de esta institución salgan Profesionistas que tengan cabida en nuestro sistema económico, es decir: esclavos del neoliberalismo y no ciudadanos que habiten un país libre y soberano y entonces labores que debería hacer la UNAM las terminan haciendo televisa y las compañías trasnacionales, que son por cuyos intereses velan nuestros gobernantes .